Tabaco y sinusitis
El tabaco es mortífero en todas sus formas; contiene 250 sustancias tóxicas o cancerígenas que afectan a todos los órganos y tejidos del organismo. El tabaco tiene relación con más de 10 tipos de cáncer: de boca, garganta, pulmón, vejiga, colorrectal, renal, hepático e incluso de senos nasales y paranasales, entre otros.
Fumar agrava o causa patologías cardiovasculares como por ejemplo, el asma y la bronquitis, tuberculosis y el infarto de miocardio.
Los fumadores tienen más riesgo de padecer diabetes tipo II, demencia, fragilidad ósea y trastornos cutáneos y gastrointestinales como úlcera o enfermedad intestinal inflamatoria.
Se relaciona también al tabaco con una menor fertilidad tanto en hombres como en mujeres, con menstruaciones más dolorosas y con debilitamiento del sistema inmunitario.
¿Cómo se relaciona el tabaco con la sinusitis?
Las células de la membrana mucosa nasal producen mucosidad y tienen diminutos filamentos (cilios). Las partículas de suciedad del aire que respiramos son atrapadas por la mucosidad y transportadas por los cilios hasta la garganta, para ser eliminadas.
Igualmente, los senos están revestidos por una membrana mucosa compuesta por células que producen moco y que tienen cilios. La mucosidad atrapa agentes infecciosos y es transportada por los cilios hacia la cavidad nasal a través de pequeñas aberturas en los senos paranasales (ostiums).
El tabaco produce un deterioro de los cilios, reduciendo su número y actividad por lo que disminuye la cantidad de mucosidad eliminada. Esta mucosidad queda retenida en los senos paranasales. Cuando la cantidad de mucosidad es significativa aparecen los síntomas de sinusitis como obstrucción nasal, aumento de la secreción nasal, dolor o presión facial y alteración del olfato.
En definitiva, el tabaquismo, tanto activo como pasivo se asocia significativamente con sinusitis porque los contaminantes y las toxinas en el humo del tabaco alteran las mucosas nasales y de los senos paranasales impidiendo su normal funcionamiento.
La buena noticia es que al poco tiempo de dejar de fumar ya se notan beneficios y por ejemplo, entre la segunda semana y los tres meses, se reduce el riesgo de infarto de miocardio y empieza a mejorar la función pulmonar; entre 1 y 9 meses disminuyen la tos y la dificultad para respirar; y a los 10 años el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta cerca del 50% del de un fumador y disminuye el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago, vejiga y páncreas.
Así pues, aunque sabemos que no es fácil hay muchos motivos para dejar de fumar.
Tanto si fuma como si no (quizás es fumador pasivo), si tiene síntomas de sinusitis sepa, como se ha descrito, que se deben a la acumulación de moco en los senos y que por lo tanto el alivio se consigue utilizando un tratamiento capaz de drenar esa mucosidad.
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