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El olfato, quizás el menos valorado de los cinco sentidos, juega un papel importante en la percepción no solo de los olores si no también de los sabores. La pérdida del olfato incide en el gusto, ya que el poder percibir sabores proviene de la capacidad olfativa.

¿Por qué ocurre la pérdida de olfato?

Los nervios olfativos (los que detectan los olores) están en la parte superior de la nariz. Cuando hay un proceso infeccioso, la mucosa nasal se inflama y se produce mucha mucosidad, lo que dificulta que los olores lleguen a la parte alta de la cavidad nasal y se estimulen los nervios olfativos.

¿A qué se debe la reducción del olfato?

Hay varias causas que pueden reducir o incluso anular el olfato, siendo la más frecuente el resfriado común.
Normalmente, se recupera el sentido del olfato a los 5 -7 días, cuando se cura el resfriado. Pero, desafortunadamente, en algunos casos esa pérdida se prolonga durante semanas e incluso meses. Una de las afecciones más comunes de pérdida prolongada de olfato es la sinusitis crónica con o sin pólipos nasales.

Cuando la pérdida del olfato se debe a una sinusitis, ya sea aguda (resfriado que dura más de 10 días) o crónica, la recuperación del olfato y el alivio del resto de síntomas se conseguirá drenando la mucosidad acumulada.

Otras causas de la pérdida de olfato

En los últimos años la pérdida de olfato ha sido mayoritariamente causada por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la pandemia.

Hay otras causas mucho menos frecuentes que producen alteraciones del olfato. En general se deben a daños en los nervios olfativos ocasionados por infecciones, por traumatismos o por tumores.

La pérdida del olfato también se reconoce cada vez más un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer.

 

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