Cuando alguna sustancia es detectada como desconocida por nuestro sistema inmunitario, este reacciona y produce anticuerpos contra esa sustancia.
Las sustancias que producen una reacción alérgica se conocen como alérgenos y a la mayoría de las personas no les causan problemas.
Los alérgenos más frecuentes son los pólenes, los ácaros, las células muertas de los perros y gatos, las sustancias químicas y los medicamentos.
La intensidad y la gravedad de las alergias varía de una persona a otra y va desde una ligera irritación hasta una reacción potencialmente fatal (anafilaxis).
Los síntomas característicos de alergia son:
- – Estornudos frecuentes y abundante secreción nasal.
- – Picor de ojos y piel.
- – Picor de garganta y tos.
- – Cuando es más grave sibilancias (silbidos al respirar).
Pero además de causar estos síntomas tan molestos la alergia es también un factor predisponente para padecer asma y sinusitis.
¿Alergia o sinusitis?
En ocasiones es complejo incluso para profesionales de la salud distinguir entre alergia y sinusitis ya que comparten síntomas.
Cuando aparecen síntomas de reacción alérgica por primera vez es lógicamente necesario someterse a una serie de pruebas para conocer el alérgeno que la causa.
Las posibles alergias se estudian con varias pruebas, como análisis de sangre, pruebas cutáneas inyectando pequeñas cantidades de sustancias sospechosas, y pruebas de función pulmonar entre las más habituales.
Cuando se tiene un diagnóstico (no siempre es posible) se puede iniciar el tratamiento adecuado.
¿Cómo tratar la alergia?
El tratamiento de la alergia incluye la evitación de los alergenos ambientales; esto implica:
- dietas cuando es un alérgeno alimentario,
- evitación de ciertas sustancias químicas y medicamentos
- el control de los alérgenos ambientales: ácaros, polen, mascotas etc.
En ocasiones es recomendable recurrir a la inmunoterapia, es decir a las vacunas aunque no son eficaces en todas las personas.
Cuando a pesar de las medidas preventivas aparecen síntomas estos se pueden tratar con varias clases de medicamentos ya sean de prescripción o de venta libre, entre los que se incluyen descongestionantes nasales, antihistamínicos y corticoides.
Como se ha mencionado anteriormente, la alergia favorece la aparición de sinusitis. Cuando esto sucede, a la secreción y obstrucción nasal se suele añadir, dolor o presión facial y mucosidad más espesa.
La sinusitis, aunque no es una enfermedad grave, reduce significativamente la calidad de vida de aquellos que la padecen, especialmente cuando se cronifica, ya que los síntomas, de por sí muy molestos, duran muchas semanas.
Estos síntomas se deben a que el proceso alérgico ocasiona una inflamación de los senos nasales impidiendo el drenaje de la mucosidad que se acumula y se vuelve espesa.
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En definitiva, si su alergia se prolonga, empeora o ambas cosas y aparecen los síntomas mencionados a pesar de las medidas preventivas es posible que padezca sinusitis.
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